El auge de las transformaciones de corte retro ha traído consigo el abuso de la etiqueta Cafe Racer hasta el punto, de hacernos perder el interés por este tipo de creaciones cada vez que oímos este concepto.
Por eso, cuando hace unos meses nos topamos cara a cara con esta espectacular CB750, no pudimos evitar mostrarnos agradecidos por aquellos que, aún hoy, respetan los cánones.
El principal objetivo de sus creadores era fabricar una moto de calidad. No querían conformarse con un mero ejercicio estético, buscaban una máquina que funcionase de verdad. Por eso Adolfo Calles (Bonneville Motorworks, Madrid) junto con los hermanos José y Raúl Pérez, responsables del proyecto Rebellion of the Machines, han desarrollado una moto más ligera, manejable y rápida que el modelo original.
La primero de todo fue acoplar, sobre la base de una Honda CB 750 de 1997, el tren delantero de una Yamaha R6. La frenada se mejoró a través de un equipo Brembo y unos discos, más que lobulados, aserrados. En el tren trasero montaron un basculante, también de R6, y un monoamortiguador que sustituye a la pareja de amortiguadores del modelo original. En un ejemplo absoluto de humildad, decidieron mantener las geometrías de serie al milímetro, algo que sin duda habrá influido positivamente en que todas las mejoras aplicadas funcionen a la perfección.
Al motor, que partía de un buen estado de conservación, le sometieron a una profunda revisión sustituyendo rodamientos y juntas, así como un nuevo embrague. Se motaron 2 filtros cónicos K&N de flujo libre para que el cuatro cilindros respire mejor. Los escapes 2 en 1, con los colectores cubiertos de cinta térmica y silencioso en titanio, completan el apartado.
El guardabarros delantero en fibra de carbono, un depósito heredado de una CB de 1984 y un colín absolutamente racing, proveniente de una Yamaha TZ, ponen la guinda final a este prodigioso aparato 25 kilos más ligero que su base original (198kg. con el depósito lleno).
Estamos seguros de que en cuanto sepas que entregan la moto totalmente homologada y con garantía de por vida, comprenderás que los aproximadamente 15.000€ que hay que pagar por una máquina de esas características, es un precio más que razonable. A nosotros nos ha gustado tanto, que nos vais a permitir la licencia de decir: Adolfo, ¡ponnos una!