Película de visión obligada, que trata sobre la vida del piloto australiano Jack Findlay, durante la temporada de 1969 del Continental Circus.
Dirigida por Jérôme Laperrousaz, esta película documental fue presentada en el Festival de Cannes de 1971. Trata sobre la vida de los pilotos en el Campeonato del Mundo de Velocidad, centrándose principalmente en la figura de del australiano Jack Findlay, tras proclamarse subcampeón de la categoría reina en 1968.
Además de poner de manifiesto el ambiente y compañerismo que existía entre los pilotos, la película se enfoca, principalmente, en las diferencias que existían entre los pilotos privados y los de fábrica. Findlay, acompañado de su esposa Nanou, viaja por Europa en su furgoneta ocupándose en todo momento de sus motos. En contraposición se encuentra Giacomo Agostini, piloto de fábrica de MV Agusta, rodeado de todo tipo de asistencias y del glamour que se le supone a la estrella del Campeonato.
Laperrousaz no se olvida de los momentos más amargos, en unos años en los que la muerte sobre el asfalto estaba a la orden del día. Mención especial, a mi parecer, merece la aparición del malogrado Santiago Herrero, junto a la mujer de Kent Anderson y los hijos de Kel Carruthers, hablando de sus expectativas para la temporada de 250cc, de la que era líder en ese momento. Los pelos como escarpias…